Es notable observar como en ésa época se podía tocar Rock sin apelar a la palabra ordinaria y de mal gusto. El contenido de las letras reflejaba hasta la inocencia de las intenciones cuando se trataba de conquistar a una mujer o de contarle la pasión que les provocaba. Y el amor existía igual que ahora. Con la misma fuerza, el mismo ímpetu, los mismos deseos. Y contábamos con la misma llave que ahora. Pero la puerta que abría conducía hacia otros parajes. Plenos de momentos maravillosos y de cariños de primera mano.
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